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jueves, 26 de marzo de 2015

Dejar de ser la pequeña...

Una nueva persona en casa, te vas dando cuenta de que no vas seguir siendo la pequeña consentida de la casa. Una nueva etapa en la que comienzas a sentir celos de una cosa tan pequeña, pero a la vez
también es amor, sentimientos contradictorios.

Regalos y más regalos con otro destinatario, las comida especiales tampoco tienen tu nombre, visitas que no preguntan por ti y reuniones familiares en las que tu no eres el centro de atención. Ese momento en el que te encuentras ropa más pequeña en el tendal, unos pequeños zapatos en tu alfombra o mantas encima de tu cama que no te cubren medio cuerpo, hay alguien más pequeño aquí.

Sentir que esa pequeña persona necesita tus cuidados y protección, parece que te haces más responsable, que te dedica una sonrisa cada vez que te ve, te llenara de alegría, siempre será un motivo para sonreír todos los días. Aunque te molesten y te den rabia: los tirones de pelo, los pellizcos en la cara... Con un sencillo gesto o una simple acción la risa vendrá a tu boca haciéndote olvidar los malos momentos






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